Cuando uno de los soldados abrió su costado con su lanza salio agua y sangre... Los expertos médicos dicen que esto sucede cuando el corazón explota literalmente por el dolor padecido.
Tal vez creas que tu corazón esta muy herido y que tu alma esta destruida, pero JESUS TE DICE: MI CORAZON EXPLOTO PARA QUE HOY EL TUYO PUEDA SER SANADO, Y TUS EMOCIONES SEAN RESTAURADAS.
Jn19.34
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.Is 53:4-5
Los estudios médicos que tratan de explicar
la causa de la muerte de Jesucristo, toman como material de referencia un
cuerpo de literatura y no un cuerpo físico. Publicaciones sobre los aspectos
médicos de su muerte se reportan desde el siglo I.
Hoy día, con base a los conocimientos
de la fisiopatología del paciente traumatizado, se puede llegar a inferir los
cambios fisiológicos padecidos por Jesucristo durante su pasión y muerte. Los
relatos bíblicos de la crucifixión descritos a través de los evangelios y
documentación científica al respecto, describen que padeció y sufrió el más
cruel de los castigos. El más inhumano y despiadado de los tratos que puede
recibir un ser humano.
Descubrimientos arqueológicos
relacionados con las practicas romanas de la crucifixión. Proveen información
valiosa que da verdadera fuerza histórica a la figura de Jesús, y a su
presencia real en la historia del hombre.
HUERTO
DE LOS OLIVOS. (GETSEMANI)
Los escritores sagrados describen la
oración de GETSEMANI con enérgicas expresiones. Lo vivido por Jesús antes de
ser tomado como prisionero, lo refieren como una mezcla indecible de tristeza,
de espanto, de tedio y de flaqueza. Esto expresa una pena moral que ha llegado
al mayor grado de su intensidad.
Fue tal el grado de sufrimiento moral,
que presentó como manifestación somática, física; sudor de sangre
(hematihidrosis o hemohidrosis). “sudor de sangre, que le cubrió todo el cuerpo
y corrió en gruesas gotas hasta la tierra”. (Lc 22, 43).
Caso no usual en la practica médica. De
presentarse está asociado a desordenes sanguíneos. Fisiológicamente es debida a
congestión vascular capilar y hemorragias en las glándulas sudoriparas. La piel
se vuelve frágil y tierna. Esto se ocasiona por vivir una situación
de angustia intensa. Su dolor psíquico y espiritual era tal que literalmente se le rompian los capilares. Esto ocasionaba que sudara sangre.
FLAGELACIÓN
La flagelación era un preliminar legal
para toda ejecución Romana. A la víctima le desnudaban la parte superior del
cuerpo, lo sujetaban a un pilar poco elevado, con la espalda encorvada, de modo
que al descargar sobre esta los golpes, nada perdiesen de su fuerza y
golpeaban, sin compasión, sin misericordia alguna.
El instrumento usual era un azote corto
(flagrum o flagellum) con varias cuerdas o correas de cuero, a las cuales se
ataban pequeñas bolas de hierro o trocitos de huesos de ovejas a varios
intervalos.
Cuando los soldados azotaban
repetidamente y con todas sus fuerzas las espaldas de su víctima, las bolas de
hierro causaban profundas contusiones y hematomas. Las cuerdas de cuero con los
huesos de oveja, desgarraban la piel y el tejido celular subcutáneo .
Al continuar los azotes, las
laceraciones cortaban hasta los músculos, produciendo tiras sangrientas de
carne desgarrada. Se creaban las condiciones para producir perdida importante
de líquidos (sangre y plasma). Hay que tener en cuenta que la hematidrosis había
dejado la piel muy sensible en Jesús.
Después de la flagelación, los soldados
solían burlarse de sus víctimas. A Jesús, le fue colocada sobre su cabeza, como
emblema irónico de su realeza una corona de espinas. En Palestina abundan los
arbustos espinosos, que pudieron servir para este fin; se utilizó el Zizyphus o
Azufaifo, llamado Spina Christi , de espinas agudas, largas y corvas.
Le fue colocada una túnica sobre sus
hombros (un viejo manto de soldado, que figuraba la púrpura de que se revestían
los reyes, "clámide escarlata"), y una caña, parecida al junco de
Chipre y de España como cetro en su mano derecha.
CRUCIFIXIÓN
El suplicio de la cruz es de origen
oriental. Fue recibido de los persas, asirios y caldeos; por los, griegos,
egipcios y romanos. Se modifico en varias formas en el transcurso de los
tiempos.
En principio fue un simple poste. Luego
se fijo en el remate una horca (furca), de la que se suspendía el reo por el
cuello. Después se adiciono un palo transversal (patibulum), tomando un nuevo
aspecto. Según la forma en que el palo transversal se sujetara al palo
vertical, se originaron tres clases de cruces:
Se obligo a Jesús, como era la
costumbre a cargar la cruz; desde el poste de flagelación al lugar de la
crucifixión. La cruz pesaba más de 300 libras (136 kilos) sólo llevo el patíbulo
que pesaba entre 75 y 125
libras. Fue colocado sobre su nuca y se balanceaba sobre
sus dos hombros.
Con agotamiento extremo y debilitado,
tuvo que caminar un poco mas de medio kilómetro (entre 600 a 650 metros) para llegar
al lugar del suplicio. El nombre en arameo es Golgotha, equivalente en hebreo a
gulgolet que significa “lugar de la calavera”, ya que era una protuberancia
rocosa, que tenia cierta semejanza con un cráneo humano, hoy se llama por la
traducción latina calvario.
Antes de comenzar el suplicio de la
crucifixión, era costumbre dar una bebida narcótica (vino, con mirra, e
incienso) a los condenados; con el fin de mitigar un poco sus dolores. Cuando
presentaron a Jesús este brebaje, no quiso beberlo. ¿Que podría mitigar un
dolor moral y físico tan intenso, cuando su cuerpo, todo policontundido, sólo
esperaba enfrentar su último suplicio, sin alivio alguno, con pleno dominio de
sí mismo?
Con los brazos extendidos, pero no tensos,
las muñecas eran clavadas en el patíbulo. De esta forma, los clavos de un
centímetro de diámetro en su cabeza y de 13 a 18 centímetros de
largo, eran probablemente puestos entre el radio y los metacarpianos, o entre
las dos hileras de huesos carpíanos, ya sea cerca o a través del fuerte flexor
retinaculum y los varios ligamentos intercarpales. En estos lugares aseguraban
el cuerpo.
El colocar los clavos en las manos
hacia que se desgarraran fácilmente puesto que no tenían un soporte óseo
importante.
La posibilidad de una herida periosea
dolorosa fue grande, al igual que la lesión de vasos arteriales tributarios de
la arteria radial o cubital. El clavo penetrado destruía el nervio sensorial
motor, o bien comprometía el nervio mediano, radial o el nervio cubital. La
afección de cualquiera de estos nervios produjo tremendas descargas de dolor en
ambos brazos. El empalamiento de varios ligamentos provoco fuerte contracciones
en la mano.
Los pies eran fijados al frente del
estípete por medio de un clavo de hierro, clavado a través del primero o
segundo espacio intermetatarsiano. El nervio profundo peroneo y ramificaciones
de los nervios medianos y laterales de la planta del pie fueron heridos.
¿Se clavaron ambos pies con un solo
clavo o se empleo un clavo para cada pie? También esta es una cuestión
controvertida. Pero es mucho más probable que cada uno de los pies del salvador
estuvo fijado a la cruz con clavo distinto. San Cipriano que, más de una vez
había presenciado crucifixiones, habla en plural de los clavos que traspasaban
los pies. San Ambrosio, San Agustín y otros mencionan expresamente los cuatro
clavos que se emplearon para crucificar a Jesús.
San Meliton de Sardes escribió: “los
padecimientos físicos ya tan violentos al hincar los clavos, en órganos por
extremo sensibles y delicados, se hacían aun más intensos por el peso del
cuerpo suspendido de los clavos, por la forzada inmovilidad del paciente, por
la intensa fiebre que sobrevenía, por la ardiente sed producida por esta
fiebre, por las convulsiones y espasmos, y también por las moscas que la sangre
y las llagas atraían”
Dice Bosssuet: ¿como describir los
padecimientos morales que soportó nuestro Señor Jesús Cristo durante su
horrorosa agonía? Cuando una muchedumbre de gente se saciaba sus ojos con el
espectáculo de aquella agonía, acompañando con todo tipo de ultrajes que le
colmaron hasta el último momento. Sufría al ver la mirada abnegada de su madre
y sus amigos, a quienes sus dolores tenían sumidos en profunda tristeza. Todo
Él era, digámoslo así, un tormento en sus miembros, en su espíritu, en su
corazón y en su alma.
De todas las muertes la de la cruz era
la más inhumana, suplicio infamante, que en el imperio romano se reservaba a
los esclavos (servile suppliciun)
Después de las palabras en Getsemaní
vienen las pronunciadas en el Gólgota, que atestiguan esta profundidad, única
en la historia del mundo. Dios mío, Dios mío, ¿por que me has abandonado?"
Sus palabras no son sólo expresión de aquel abandono, son palabras que repetía
en oración y que encontramos en el salmo 22.
INTERPRETACION
FISIOPATOLOGICA DE LA MUERTE
DE JESUCRISTO
En la muerte de Jesús varios factores
pudieron contribuir. Es importante tener en cuenta que fue una persona
politraumatizada y policontundida; desde el mismo momento de la flagelación,
hasta su crucifixión.
El efecto principal de la crucifixión,
aparte del tremendo dolor, que presentaba en sus brazos y piernas, era la
marcada interferencia con la respiración normal, particularmente en la
exhalación. El peso del cuerpo jalado hacia abajo, con los brazos y hombros
extendidos, tendían a fijar los músculos intercostales a un estado de inhalación
y por consiguiente afectando la exhalación pasiva. De esta manera la exhalación
era primeramente diafragmatica y la respiración muy leve. Esta forma de
respiración no era suficiente y pronto produciría, retención de CO2
(hipercapnia).
Para poder respirar y ganar aire Jesús
tenia que apoyarse en sus pies, tratar de flexionar sus brazos y después
dejarse desplomar para que la exhalación se produjera. Pero al dejarse
desplomar le producía igualmente una serie de dolores en todo su cuerpo.
El desarrollo de calambres musculares o
contracturas tetanicas debido a la fatiga y la hipercapnia afectaron aún más la
respiración. Una exhalación adecuada requería que se incorporara el cuerpo
empujándolo hacia arriba con los pies y flexionando los codos, aductando los
hombros. Esta maniobra colocaría el peso total del cuerpo en los tarsales y
causaría tremendo dolor. Más aún, la flexión de los codos causaría rotación en
las muñecas en torno a los clavos de hierro y provocaría enorme dolor a través
de los nervios laceradas. El levantar el cuerpo rasparía dolorosamente la
espalda contra la estípe. Como resultado de eso cada esfuerzo de respiración se
volvería agonizante y fatigoso, eventualmente llevaría a la asfixia y
finalmente a su fallecimiento.
Era costumbre de los romanos que los cuerpos
de los crucificados permaneciesen largas horas pendientes de la cruz; a veces
hasta que entraban en putrefacción o las fieras y las aves de rapiña los
devoraban.
Por lo tanto antes que Jesús muriese, los
príncipes de los sacerdotes y sus colegas del Sanedrín pidieron a Pilato que,
según la costumbre Romana, mandase rematar a los ajusticiados, haciendo que se
le quebrasen las piernas a golpes. Esta bárbara operación se llamaba en latín
crurifragium (Jn 20, 27).
Las piernas de los ladrones fueron
quebradas, más al llegar a Jesús y observar que ya estaba muerto, renunciaron a
golpearle; pero uno de los soldados para mayor seguridad quiso darle lo que se
llamaba el “golpe de gracia” y le traspaso el pecho con una lanza.
En esta sangre y en esa agua que
salieron del costado, los médicos han concluido que el pericardio, (saco
membranoso que envuelve el corazón), debió ser alcanzado por la lanza, o que se
pudo ocasionar perforación del ventrículo derecho o tal vez había un
hemopericardio postraumático, o representaba fluido de pleura y pericardio, de
donde habría procedido la efusión de sangre. Para que salga agua y sangre literalmente se puede decir que el corazón exploto por el dolor padecido.
Con este análisis que si bien es
conjetura, nos acercamos más a la causa real de su muerte. Interpretaciones que
se encuentran dentro de un rigor científico en cuanto a su parte teórica; más
no demostrables con análisis ni estudios complementarios.
He relatado los cambios sufridos en la humanidad
de Jesucristo, se han visto a la luz de la medicina, con el fin de encontrar
realmente el carácter humano, en un hombre que es el hijo de Dios, y
que voluntariamente acepto este suplicio, solo para salvarte, solo para salvarme. El padecio por amor a nosotros, para que podamos tener acceso hoy al perdón de nuestros pecados. Solo Cree en Él y vivirás. Proba con Jesus, es tu pasaje a la eternidad y felicidad.