Ahora adentrémonos un paso más en nuestra imaginación y tratemos de ver esta realidad con "los ojos de Dios" para contemplar esta realidad. Éste no es el mundo lleno de Vida para todos que quiere Dios. Intentemos comprender cómo ve el Padre al mundo desde su paternidad. Como se sentirá nuestro padre como Papá amoroso cuando ve estas cosas. Cómo lo ve su Hijo como hermano de todos los hijos de Dios. Cómo lo ve el Espíritu como dador de vida. Después de todo el Espíritu de Dios es lo que nos dio la vida. Recordemos que fuimos "Hechos a imagen y semejanza de Dios para ser sus hijos. Esta imagen está tan ensombrecida y aun escarnecida que ya cuesta verla. Dejemos que los sentimientos de Dios penetren nuestro corazón. Ante tanta miseria, y la única solución es la Redención. Esta fue la razón por la que hace un poco más de 2.000 años la Trinidad se propuso redimir el género humano.
Ahora, deja de imaginar, y sal a predicar el evangelio, las buenas nuevas, la única solución. Probemos con Jesús. El va a cambiar nuestras vidas y nuestra realidad. Solo volviendo a una Espiritualidad como la que Jesús tenía con su Papá, nos puede salvar. Él oraba constantemente, tenía una vida de oración. Y debemos imitarlo. Jesús nos enseño a llamar a nuestro Dios, Padre. Papá. Los Judíos nunca llamaron Padre a su Dios. Los Islámicos tienen 99 nombres para Dios, pero ninguno de ellos es Padre o Papá. No existe ninguna religión sobre la tierra que llama Papá a su Dios, con la confianza y amistad con que Jesús y Pablo decía Abba. La espiritualidad que se funda en sentir a Dios como nuestro Papá amado. Nuestro Papá amoroso y comprensivo, es la espiritualidad que necesitamos para poder iniciar el cambio en el primer lugar donde el cambio debe iniciarse. En nosotros mismos.
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